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miércoles, 8 de junio de 2011

PRODUCTO 13


Breve narración ficticia que involucre a alguno de los personajes, situaciones o informaciones presentes en las fuentes analizadas.

LA CONSPIRACION DE QUERETARO

Mientras tanto, según su cedía en otros países hispanoamericanos, algunos criollos comenzaron a reunirse en secreto para planear como cambiar el gobierno virreinal. En 1810, miguel Domínguez, corregidor (una clase de juez) de Querétaro, y su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez, empezaron a reunirse con algunos militares, como Ignacio Allende y Juan Aldama. A las juntas también asistía Miguel Hidalgo y Costilla, el párroco de Dolores.
La conspiración fue descubierta, pero antes de que las autoridades pudieran aprensar a los participantes, la valiente doña Josefa lo supo y consiguió avisarle a Aldama. Éste cabalgo de San Miguel a Dolores para prevenir a Hidalgo y a Ignacio Allende: sus planes habían sido delatados.



EL GRITO DE DOLORES

Hidalgo y Allende adelantaron la fecha de su  rebelión. De inmediato en la madrugada del domingo 16 de septiembre, hidalgo mando tocar las campanas de la iglesia para reunir a la gente. Les recordó las injusticias se sufrían y los animo a luchar en contra del mal gobierno. Ahora celebramos cada año el grito de Dolores, pero esa madrugada el ambiente era tenso. Los hombres y las mujeres que siguieron a Hidalgo no eran un ejército; eran un pueblo que quería un gobierno justo. No tenían armas suficientes, pero tomaron palos, hondas, machetes e instrumentos de labranza. Hidalgo comenzó su marcha con seiscientos hombres, que pronto fueron casi ochenta mil. Lo seguían indios, mestizos, criollos y algunos españoles; militares, sacerdotes, peones y mineros iban mezclados, persiguiendo un mismo ideal de justicia.

HECHO POR: CECILIA ALICIA LARA BOA LABC601008GR5

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